Si hay algo que detesto es tener que pasar un trauma usando el transporte público(camionetas por puesto, taxis...). Prefiero caminar antes de
montarme a pasar rabias, pero ayer tuve que hacer una gran
excepción.
07 de mayo, 8:30 de la mañana, siempre tratando de ser amable digo
buenos días al entrar
, pero casi nadie responde a mi saludo, solo una señora que dijo entre dientes
buenaaaas!. De
ñapa me siento al lado de una
chama que tenía una cara de haber matado a siete, parecía que iba a lo mismo que yo(a realizar unas tareas), lo bueno es que estaba olorosa, y no es como muchas que se echan medio frasco de colonia para impresionar, una fragancia sublime pero encantadora.
Todos con una cara de suspenso, me imagino que estaban pensando en la razón de haberse montado en esa camioneta, donde llevaban un
vallenato a
todo volumen(no me gusta el
vallenato, pero respeto a quien sea de su agrado), en manos de un conductor que iba pendiente de todo menos de conducir, el pobre quedaba anonadado con cada chica bonita que se subía al bus.
Terminada la travesía de 20 minutos(más o menos), llego a la parada y ya me estaban esperando, me integré al grupo, esperamos sentados a una compañera que no había llegado,tenía tiempo que no me sentaba en las sillas que están en ese sitio, casi un año, desde que practicaba
voleibol(por cierto comienzo en junio).
Después que terminamos de hacer las tareas, tuve que
experimentar el trauma de nuevo.
Ya esta vez no saludé, me subí y estaba copada de pasajeros, bien serio me sujeto de las barandas y me apoyo en un asiento, el 60 % del viaje lo pasé parado hasta que por fin unas chicas que llegaron a su destino y desocuparon dos puestos, luego una señora muy obesa(con respeto) se sienta a mi lado,muy complaciente la señora, de esas que tienen
siempre buena cara y están dispuesta a conversar aunque sea por un
ratico contigo(y no es que sea muy hablador).
Se une a la travesía un muchacho que pasa por cada asiento ofreciendo unas tarjetas con motivo del día de las madres(el domingo próximo), además de las tarjetas llevaba un papel donde decía claramente:
"Soy sordo, por favor ayúdame comprando alguno de estos tarjetones", yo como bien indeciso que soy le pregunté a la señora que estaba a mi lado si iba a comprar una, para yo también comprarla, además estaba asustado porque pensé en que ese chico era un
bad boy y lo que quería era robarnos. Finalmente le compré dos tarjetas y se las regalé a mi mamá, regalo del día de las madres adelantado.
Hasta que al fin pude decir:
En la parada por favor!